jueves, 22 de diciembre de 2011

El copago y el impago

Esta mañana, en mi consulta, dos de mis quince pacientes previstos me han contado algo extraordinario. Les habíamos atendido previamente y, en su anterior visita, les pedimos que se realizaran algunas pruebas diagnósticas, entre ellas, una resonancia de cráneo. Acudieron al departamento correspondiente para solicitar una cita pero los administrativos que les atendieron les informaron de que no había posibilidades de que se realizaran esas pruebas en el hospital y que serían enviados a un centro privado. En este centro les informaron que las primeras citas para resonancia craneal para pacientes de la seguridad social se estaban dando para el mes de marzo. Solo había una posibilidad de que esas pruebas se realizaran con carácter inmediato, que los pacientes las abonaran personalmente, como si fueran pacientes privados. En ese caso se realizarían en menos de una semana.

Este es un ejemplo de por qué no es necesario el copago, tal como lo concebimos. ¿Para qué molestar a los ciudadanos pidiéndoles que paguen unos pocos euros por una visita médica cuando se puede producir una ahorro de recursos mucho mayor utilizando determinadas políticas que, de manera efectiva, consiguen que determinados recursos sanitarios no estén disponibles para la mayoría de la población o solo lo estén si afrontan el pago de esos servicios como si fueran privados?

Mi amigo Juan Fernández Urdanibia, jefe del servicio de Radiología del Hospital Ramón y Cajal hasta hace pocos meses, me decía hace un par de años que nuestro hospital enviaba a clínicas privadas unas 6000 resonancias al año. Eso supone una enorme cantidad de dinero, probablemente en el entorno de 1,5 millones de €. Y hemos estado así durante muchos años. Lo podríamos haber evitado hace mucho tiempo. Si hubiéramos comprado hace 10 años un equipo nuevo y hubieramos contratado dos radiólogos y dos técnicos, la suma de los sueldos mas los gastos de amortización del equipo, probablemente nos hubieran costado alrededor de una décima parte del dinero que transferíamos a los centros privados. Y hubiéramos tenido un aparato más y un mayor capital humano. Finalmente lo hemos hecho recientemente. Tenemos un aparato mas pero seguimos mandando pacientes a centros privados. Nosotros nos quedamos con los procesos médicos mas costosos y transferimos al sector privado los mas rentables. Así nos va.

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