viernes, 21 de marzo de 2008

Los nuevos déspotas

Los nuevos déspotas.

Doña Esperanza Aguirre dice que al Dr. Luis Montes, coordinador del Servicio de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés hasta el año 2004, le cesaron por pérdida de confianza. El Dr. Montes, mi admirado, aunque solo fuere por su tenacidad y resistencia, Dr. Montes, a quien la Audiencia acaba de liberar de toda culpa y para quien los tribunales han pedido que se le restituya el honor, afirma que a él le cesaron por 400 homicidios. Con todos mis respetos considero que lleva razón Doña Esperanza.

No es que yo piense que el Dr. Montes miente. Simplemente es un hombre honrado y como muchos de su talante piensa que otros lo son. Es cierto que a él le culparon de 400 homicidios. Pero eso no lleva asociado necesariamente la defenestración, al menos en nuestro medio. ¿O no hubo una epidemia de hepatitis en el Hospital Fundación Alcorcón, de graves consecuencias, y los responsables de aquel hospital siguieron como si nada?.

Por lo demás ¿por qué habría de mentir Doña Esperanza?. No es necesario. Su percepción de impunidad le hace pensar que no necesita justificar su decisiones. Si fué elegida democráticamente después de un escándalo monumental en el que dos diputados del partido de la oposición se esfumaron sin rastro, un suceso que hubiera acabado con la carrera de cualquier persona digna, ¿por qué debe preocuparse de dar justificaciones de racionalidad a sus decisiones?. Ella pone y quita según su criterio. Si pudo poner de gerentes de los hospitales madrileños a un buen puñado de políticos perdedores en las elecciones de 2004 ¿por qué no va poder poner y quitar, según el inapelable criterio de su confianza o desconfianza a un pobre coordinador de un servicio de urgencia?.

Por otro lado esa forma de actuar tiene un carácter bastante frecuente en nuestro país sin que pueda atribuirse a un grupo restringido de personas, partidos, ideologías u otras menudencias. Se llama despotismo y se considera connatural al ejercicio del poder. Los elegidos por los ciudadanos consideran que convertirse en déspotas es la consecuencia natural de una victoria electoral. En la época de Cánovas el partido que ganaba las elecciones nombraba entre sus fieles hasta a los peones camineros y dejaba como “cesantes” a los miembros de toda ralea del partido perdedor. Ahora no seleccionamos por sus afinidades políticas a los peones camineros…porque creo que ya no hay peones camineros pero si lo hacemos con muchos puestos de responsabilidad.

Es lo que tiene pertenecer a una sociedad sin organizaciones sociales fuertes. Doña Esperanza Aguirre se considera una persona liberal pero en los Estados Unidos, que es una sociedad muy liberal, si ella hubiera sido la responsable máxima de un estado, su confianza o desconfianza en una persona hubiera importado un bledo para que esa persona desempeñara o no un puesto de responsabilidad.

Simplemente porque en las sociedades civiles fuertes y desarrolladas lo importante no es tener la confianza o desconfianza de los políticos sino la que cada uno es capaz de despertar en los profesionales. En las sociedades liberales fuertes los políticos no se meten en tareas que no son políticas sino profesionales. Aquí, como sigamos así, no sería de sorprender que los políticos acabaran diciéndonos de qué tenemos que diagnosticar y cómo tratar a nuestros pacientes. En realidad esto último ya lo hacen.

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