viernes, 28 de marzo de 2008

La tábula rasa

Nuestro sistema de valores morales, los principios jurídicos que inspiran nuestro derecho y los fundamentos de nuestro sistema judicial se basan en una presunción no demostrada: que el hombre es, en condiciones normales, un ser libre. Es verdad que nuestro derecho considera que, en determinadas condiciones, esa supuesta libertad disminuye o queda por completo abolida por circunstancias excepcionales, que se consideran atenuantes o eximentes, respectivamente, de nuestra responsabilidad personal. Pero esa consideración tiene siempre un carácter excepcional. En condiciones normales el hombre es libre.
Los sistemas penales de todo el mundo consisten en una mezcla de dos elementos cuya proporción relativa es variable. El mas primitivo, y quizás mas extendido, de esos elementos es la venganza, el "ojo por ojo y diente por diente" de la Biblia, el asesinato de los asesinos, asumido por el Estado, como monopolizador de la violencia, que se extiende desde China a los Estados Unidos, por no señalar sino a dos de sus mas eficientes aplicadores, la violación de las mujeres de la familia de los varones que han cometido ofensas sociales, etc.. El segundo elemento, mas roussoniano, es regeneracionista. Considera que el delito es fruto del error y que el delicuente es recuperable y basa la política penitenciaria en la posibilidad de recuperar o rehabilitar al delincuente. Ambos sistemas presuponen el principio básico de que el delincuente es libre y, por tanto, en el primer caso responsable y en el segundo rehabilitable.
Un neurobiólogo americano, Stephen Pinker, ha publicado recientemente un libro de mayor difusión e impacto entre el público letrado pero no especializado que en las audiencias científicas que quizás lo han considerado como "muy americano", una solemnización, en ochocientas páginas, de la obviedad. El libro que, se llama "La tábula rasa", intenta rebatir una serie de principios muy enraizados en la manera de pensar occidental, entre otros el concepto del que saca el título, que se basa en un principio de la filosofía tradicional escolástica según la cual la mente de los sujetos humanos era como una tablilla de cera, de las que se utlizaban para escribir en otras civilizaciones y épocas históricas, en la que no había nada antes del nacimiento de las personas y en la que se podía escribir cualquier cosa. Lo que Pinker pretende demostrar es que la mente de los hombres hay muchas cosas escritas, que de ninguna manera está en blanco. Hay escritas cosas que se transmiten a través de los genes, otras a través del inconsciente colectivo y otras a través de experiencias que tienen lugar en momento cruciales, casi siempre tempranos, de nuestras vidas. Pero hay cosas escritas que no pueden borrarse facilmente y que hay que tener en cuenta.
Si lo que dice Pinker y toda la Neurobiología moderna, en la que Pinker solo se inspira, es verdad, como en términos generales creo, el individuo humano normal no dispondría en situaciones normales de una libertad absoluta sino que estaría condicionados por lo que hay pre-escrito en su mente.
El tratamiento judicial de los crímenes sexuales se basa en los dos principios que hemos mencionado al principio, venganza y esperanza de rehabilitación. Pero si el supuesto de la tabula rasa fuera mentira, si nosotros lleváramos escrito en nuestro cerebro un determinado programa de actuación, la probabilidad de una rehabilitación sería remota y extremadamente improbable.
Los datos que tenemos sobre la frecuencia de reincidencia de los criminales sexuales nos indican que eso es lo que ocurre. Violadores, pederastas y otros sujetos que caen en esos crímenes suelen reincidir, a pesar de largas temporadas en las cárceles, como si todos los intentos de rehabilitación fueran inútiles. De modo que si la sociedad necesita protegerse de esos sujetos lo mas probable es que los intentos de rehabilitación no sean suficientes.
Los avances de la ciencia y de la tecnología, por fortuna, pueden ayudarnos algo. Lamentablemente no poder borrar lo que está escrito en la mente de las personas pero si podemos escribir encima algunas cosas. Podemos tratar a esas personas de manera preventiva y adoptar las medidas necesarias para asegurarnos de que toman el tratamiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo creo más bien que es precisamente la idea de libertad la que choca desde algún punto de vista con la idea de rehabilitación ¿reconducción, recanalización ...?, pues presupone de alguna manera que se puede "curar" la voluntad de delinquir. Si se puede "curar" externamente da la impresión que es porque no existe tal voluntad.
La plena voluntad individual parece ser más bien la del ojo por ojo mesopotámico, que asume que el que delinquió fue porque tuvo la voluntad de hacerlo pero también de forma pseudoplatónica que lo único que puede devolver su integridad a la idea absoluta de Justicia es el castigo simétrico, lo cual no me parece para nada una consecuencia directa de lo anterior, y sólo está ligado por la inmutabilidad de ambos conceptos.

Incluso visto desde la perspectiva de la ciencia clásica occidental(descendiente directa de una visión monoteísta del universo) reprogramar a un ser humano para evitar que siga delinquiendo asume algún tipo inherente de determinismo en su mente.
La voluntad parece una personalización del concepto de inestabilidad en sí mismo y éste está fuertemente reñido con el de controlabilidad.
Claro que la rehabilitación quizá en principio no pretenda establecer un control sino una impronta (algún tipo de bifurcación).
Podría pensarse sin embargo que en realidad la mente y quizá el propio universo contiene una mezcla de ambos conceptos, a saber, libertad y determinismo(y esto tampoco es nada nuevo, pues parece un concepto muy taoísta)
Es decir, de alguna forma, nos movemos en una especie de laberinto, con espacios prohibidos pero donde no todos los espacios permitidos son evidentes: se pueden crear caminos nuevos y burlar (nunca saltarse) las normas establecidas para garantizar la estabilidad y la subsistencia del propio laberinto.
La rehabilitación podría de alguna manera, pretender rescatar mentes que cayeron en pozos de éste laberinto y restaurar su perdida libertad.
Visto con este prisma tan optimista, podría parecer que rehabilitación (o educación) y libertad van de la mano, pero es tan sólo el término "rescatar" el que introduce ésta quimera, pues presupone que los que caen en los pozos lo hacen porque no se conocen a sí mismos lo suficiente y que por ello nunca descubrieron que el laberinto esconde multitud de caminos nuevos y excitantes y que los pozos son todos igualmente desoladores. Al final todo queda reducido a una cuestión topológica. En realidad también es similar el concepto de "iluminación" cristiana que no me extrañaría que llegara desde oriente para apaciguar el ojo por ojo.
En fin, que la libertad se encuentra según esta perspectiva, de alguna manera en las turbulencias del agua, o la incesante dinámica evolutiva de los ríos pero que fuera de estos ríos pacen el mal, el sufrimiento y la nada ...
Ambas perspectivas son igualmente simples pero ¿contradictorias?.
Quizá no más que la teoría cuántica de campos y la relatividad general y sólo haga falta hilar un poco más fino con supercuerdas.
Puede que los individuos como sistemas cerrados realmente no seamos libres pero que la idea de libertad nazca de la no lineal y dinámica interacción entre nosotros y con nuestro entorno.
Pero correría el riesgo de parecer excesivamente romántica, y también excesivamente cristiana al decir que la libertad nace de algún modo del amor universal (porque además he olvidado "deliberadamente" mencionar el odio en esta insondable dinámica).
Por otra parte, cuando se habla de lo que ya está inexorablemente escrito en nuestras mentes sin que se pueda borrar sino tan sólo sobreescribir (aunque tampoco veo clara la diferencia entre estos dos conceptos), tiendo a recordar la fuerte dependencia de los sistemas caóticos frente a las condiciones iniciales que sigue arrojando la sombra de la duda del determinismo, pues la libertad solo parece salvarse en virtud a la falta de precisión con la que pueden conocerse las condiciones iniciales y quizá al fantasmagórico azar que participa de los procesos bifurcativos.
Está claro sin embargo, que la elevada eficiencia de nuestros cerebros se debe a sus grandes dosis de inestabilidad y de no linealidad.
Pero todo ello nos trae de nuevo a la idea del laberinto como atractor extraño y en definitiva, al efecto mariposa ...
En fin, que me parece difícil discernir si el concepto de rehabilitación está directamente ligado al de libre voluntad.

"un poco de racionalidad, esparcida entre estrella y estrella, eso sí es posible"

Nietzsche
Así Habló Zaratustra